dilluns, 8 de març del 2010

Cita

 ¿Y los libros electrónicos? Se ha hablado hasta la saciedad de hasta qué punto hundirían el negocio, cuando lo cierto es que pueden ser, precisamente, su tabla de salvación. El escollo principal que frenaba su puesta a la venta, la comercialización de lectores a precios competitivos y con calidades de reproducción indistinguibles (o casi) de la que ofrece el papel, está muy cerca de solucionarse. Tanto el Sony eReader como el Kindle de Amazon y (tal vez) el Papyre parecen unos instrumentos solventes que harán que la lectura del libro electrónico deje de ser el suplicio que la lectura en pantalla es en la actualidad. Cierto es que el fetichismo a favor del objeto libro pesa mucho, y que los libros nunca dejarán de comprarse y leerse, pero la dicotomía libro de paper versus libro electrónico nos parece totalmente absurda: se trata de soportes diferentes del mismo producto, en la misma medida en que un libro de bolsillo es exactamente lo mismo que un ejemplar del mismo libro pero, pongamos por caso, encuadernado en tapa dura, con ilustraciones a todo color y en una edición de lujo. Se trata de formatos diferentes para un mismo producto. El futuro de la edición no pasa por la lucha entre libros electrónicos y libros de papel, sino por las diferentes maneras en que se consiga gestionar la propiedad intelectual, pues al fin y al cabo lo que define al libro de ayer, hoy y mañana es el concepto de autoría. Se trata de un debate artificial, engañoso y, nos tememos, interesado.

    Ante este panorama, los libros electrónicos deben ser el enésimo soporte que ayude a vender los productos que ya venden, pero también pueden convertirse en esa tabla de salvación de la que hablábamos, el cauce que permita dar salida a productos que, con el mercado editorial de hoy en día, resultan anticomerciales e impublicables.

Juanma Santiago. «Editorial». Artifex Cuarta Época, núm. 4-5 (novembre 2009), p. 10.

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